¡Gianna d´Angelo!

 

Le parecía estar soñando. Le latió el corazón en el pecho como cuando iba a todo correr. Nunca pudiera haber pensado que la encontraría tan insospechadamente en el tren de la mañana. Como si el tiempo se hubiera detenido en el rubor de sus mejillas. Con el raro centelleo con que se viven los sueños. Nunca pudiera haberse imaginado una situación como aquella...

"No corras, vete despacio. No confundas el vivir con la prisa. Has sido un niño, eres aún muy joven, no encontrarás atajos que te conduzcan a un mundo hecho a la medida. Pero que nunca ninguna de esas tus bellas ideas desemboquen en otra cosa."

Cuanto ella más le hablaba,  más el misterio la envolvía. Y eso que el joven no se sentía como junto a una amante. No. Pero todas sus palabras fueron cálidas, se iban hundiendo en su alma. Todo se reagrupó y retornó a la ventanilla del tren. Hasta los túneles brillaron como estrellado firmamento. Se fue sintiendo alguien. Y se atrevió  por fin a mirarla a los ojos...

"Todos los hombres tienen necesidad de amar y de ser amados. Pero el amor no es sólo un sentimiento, sino el propio dinamismo de lo real, la fuerza que mueve el universo. Que la bondad te siga saliendo en cada gesto."

Con la misma suavidad, con la misma delicadeza lo  decía todo.  Pudiera observarla  como la  forma  luminosa  de    lo bello.   Pero  únicamente se atrevía a escucharla, pues, si quisiera hablarle, sólo le saldrían monosílabos. Se sentía sostenido por estrellas, pero sería incapaz, a su vez, de dar nombre a todos aquellos sentimientos...

"¿Puede haber algo más humano y razonable que lo que puedas vivir en un tren como éste? En él muy bien puedes comprender que la  cultura es poder pensar en grande, tener sentido de la unidad por encima de las diferencias. Tal vez no me explique, pero estoy segura de que pronto tú me dirás  cosas aún más bonitas que éstas".

En su mente el júbilo le poseyó. Lo que ella le dijo entró cantando en su alma. Y los pájaros de la mañana también cantaron sin parar...Sintió ahora el cielo de allá fuera como lleno de campanas. Ella era todo una artista. Aquella mañana le habló de muchas cosas más. Y a todo lo que ella le iba diciendo, él le fue poniendo alas. Desde que experimentó tan emocionada presencia, su alegría aprendió a resistir al miedo...

"Que tu viajar no sea un escape de tu personalidad, sino una expresión de ella, no profanes lo que él te presenta velado por ahora, ni huyas del sentimiento de lo incomprensible. Vete despacio. Por otra parte, la cultura de la gente suele ser sobre todo visual o musical, aunque veo que también te gusta  la lectura...Pero sigue escuchando tu música. Te voy a decir que a mi, a tus años, una fuga de Bach me decía más que diez lecciones. La música era para mí un valor que me hacía amar más mi vida diaria .Estoy segura de que así este pequeño tren te enriquecerá a lo grande."

De ninguna de las maneras hubiera podido encontrarla por Madrid, pues sólo en un tren como éste es donde ella disfrutaba. Y él,  aquella mañana, descubrió no su pequeño mundo personal, sino el mundo entero en su  propia pequeñez desde entonces mirada de otra manera. La presencia de la cantante vino a  solidarizarlo con aquel su  tan bello alfabeto siempre al servicio del amor. Aquella mañana vio el cielo más próximo. Y , con tal ayuda, la musicalidad de sus palabras crearon, en el metal y viento de este pequeño tren, la dorada gratitud que ningún recuerdo ya nunca apagaría...

"Que tu fe sea un cierto coraje de vivir de una manera auténtica, una resistencia al miedo y a todo forma de dependencia. Y no olvides que el amor que tienes a este tren será aún más bello cuando lo insertes espontáneamente  en la belleza del mundo más grande. Y nunca olvides de que Dios te habla ya en esa  poesía de tus imágenes nocturnas, en el lenguaje de tu cuerpo, en las sutiles vibraciones de tus sentimientos, en todas esas ideas de tu juvenil fantasía."

Años más tarde, no los suficientes para olvidarla, cuando quiere recordarla, a su cabeza   llegan los más tristes versos de Pablo Neruda, pero también  el esplendor de aquella música que aún sigue brotando de la profundidad de su belleza. Y así siempre.