LUGAR ÚNICO |
El cementerio está cerca , junto a la otra orilla del río.Y mientras mis ojos se fijan en el cementerio, pienso que estoy en otro mundo. Donde el atardecer tiene esa única tonalidad irrepetible, de hace ya muchos años. Y el cementerio es un rumor de paraíso con infinidad de pequeñas historias. Es ,por otra parte, tan familiar como pequeño, como para que nadie se pierda en la búsqueda de una tumba. Cualquiera, nada más entrar, puede identificar, sin dudar y al momento, a cuál de los seres más queridos corresponde cada una: La de Pepe y Maruja , entre el suave perfume de las margaritas y el canto melodioso del jilguero. Tan cercanos uno del otro. Como lo fueron siempre en vida. Diciéndonos así, con una mirada sin tristeza, que no hay amor sin pasión. Dionisio y Visita, personas que mantienen su encanto aún después de la muerte. Habiendo testimoniado tan bien que se muere como se vive. Dejaron tras de sí, como todos ellos, esa luz que ya no apagará ningún silencio sobre su sepultura. La del abuelo, que observa y calla. Como queriendo decir que no es bueno repetir lo que ya se ha dicho. El viejo alcalde, tan cansado ya de correr tras los pequeños ladrones de sus manzanas. También descansa. aunque sin excesivo disfrute.
Y ante la tumba de mis padres vuelvo a sentir el temblor de un niño
pequeño. El misterio no explica lo que intensifica, lo eterno todo lo
devuelve en la segunda parte. Y los claveles blancos sobre su tumba me lo
clarifican ahora todo. |